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explication de texte El Burlador de Sevilla "el lamento de Tisbea"

Publié le 14/11/2022

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« ⇒ “¡Mal haya la mujer que en hombres fía!” se exclama Isabela en la jornada tercera de la obra de Tirso de Molina, El Burlador de Sevilla, lo que bien resume lo ocurrido entre DJ y Tisbea. ⇒ En las escenas anteriores, DJ ordenó a Catalinón que prepare dos yeguas, pues de ellas depende que su engaño tenga éxito y pueda gozar de Tisbea.

Catalinón reprende a don Juan por su actitud y éste se burla.

Sale Catalinón y llega Tisbea.Don Juan le prometió que se casaría con ella, la convence y Tisbea lo lleva a su cabaña para apagar su fuego.

Salen y entran Coridón, Anfriso, Belisa y músicos.

Quieren avisar a Tisbea antes de que empiece el baile, pero dicen que estará ocupado «con los huéspedes dichosos, / de quien hay mil envidiosos.» Sale de pronto Tisbea lamentándose del engaño de don Juan, que profanó su honestidad y su cama y luego huyó con sus yeguas.

Ella que siempre se burlaba de los hombres, acaba por fin burlada.

La escena estudiada es la de su lamento, que ilustra cierta ironía trágica.

(Lectura). ⇒ en esta escena vemos que Tisbea se presenta como una sirena, una ninfa para citar a Laura, lo que ya se nota antes de su llegada, puesto que Anfriso, Belisa, Coridón cantan para que venga, como un coro de tragedia griega que de inmediato inscribe a Tisbea en una tradición teatral y sirve de tabla sinóptica para esta escena.

La dimensión trágica sin embargo se ve matizada por la autocrítica que T se dirige a ella misma, y que significa que DJ actuó con su consentimiento, lo que da a su arrepentimiento un tono aún más desgarrador y estremecedor. ⇒ ¿Cómo la peripecia caracteriza mitológicamente y patéticamente a Tisbea, presentada en oposición completa con la vulgaridad y la hipocresía de DJ? ⇒ Gradación en la tensión de la escena que la construye a modo de un tríptico, con un primer movimiento (v. 985 - 996) que expresa el lánguido lírico de Tisbea, reina del océano cuyo imperio está hecho cenizas; y que luego (v 997- 1007) destaca el caos identitario mediante un dinamismo enunciativo, para finalmente (v 1008final) marcar el clímax del deseo de venganza y de justicia. 1.

El imperio de la reina del océano hecho cenizas a.

El topos de la amante desesperada ● Entrada de cierto modo caótica de Tisbea “¡ Fuego, fuego, que me quemo, / que mi cabaña se abrasa”, que como lo dijo Laura entra en eco con la primera escena en la que aparece y en la que dice “Mi honor conservo en pajas”, lo que permite aqui entender que finalmente, a pesar de lo que había asegurado tanto a sí misma como a los lectores / espectadores, se dejó engañar.

Notamos una mezcla interesante de asonancia en sonoridades masculinas, en “o” y de asonancia en sonoridades femeninas, en “a” : la musicalidad parece jugar con la situación de Tisbea.

La repetición del mismo substantivo “fuego” añade una rítmica de pánico, de inquietud que dramatiza la escena, lo que también se siente con el polisíndeton “que”, mimando el estado ambiguo de ira y de lamentación en el que está Tisbea.

De hecho, el verbo en imperativo que marca el principio del verso 987 “repicad” no suena como una orden, sino como una forma autoritaria de pedir justicia, venganza, siendo ella incapaz de tal cosa.

Se presenta como una amante llorona, que no controla sus emociones como lo vemos con la personificación de los ojos en el verso 988 “mis ojos dan agua” y con la anteposición del adverbio “ya” que destaca el raudal de lágrimas, el desbordamiento de emociones que, al igual que una ola, la submerge. b.

Un lirismo que estetiza la pena de Tisbea ● Se nota cierta poesía en la manera de expresar su sensibilidad, ya que la comparación con la mitología, a través de la evocación del incendio de Troya, enfatiza el ethos casi trágico de Tisbea.

Situado al hemistiquio del verso 990, lo que puede materializar una forma de encierro, como si la situación no tuviera remedio.

El fuego irá consumiendo fatalmente hasta Tisbea misma, representada por la metonimia arquitectónica del “edificio”, matizada de patético por la anteposición del adjetivo “pobre”. ● Los versos 991-992 introducen una diferencia, ya que Troya se volvió Troyas, y que la cabaña también se ha hecho plural. Este movimiento entonces va de la singularidad hacia la generalidad, lo que sugiere que Tisbea amplía su pena amorosa, haciendo de su lamento el de los enamorados engañados, y más precisamente, de las mujeres engañadas por Don Juan. La tonalidad poética se ve aún reforzada, siendo la dialéctica entre la universalización de la voz que comunica con el lector y la subjetividad la característica de la enunciación lírica según Jean Yves Vadé (Figures du sujet lyrique). c. La expresión de un fatum que convierte a la protagonista en heroína de tragedia. ● La comparación con Troya le permite presentarse como la víctima del amor, ya que si la ciudad de piedras no resistió ante el incendio, su modesta cabaña hecha de pajas tiene aún menos oportunidad de salir indemne, como lo vemos con la estructura comparativa “más/mal” que acentúan el fatum de la escena.

Se nota en este sentido el desequilibrio entre las adjetivaciones del amor “con gran ira y fuerza extraña”/ “rigor” que suponen una omnipotencia del amor, a modo de un dios; y la “ humildes pajas”, dando la impresión de una dominación completa del amor, que triunfó sobre Tisbea.

Se nota en la sinalefa entre agua y amor, que ilustra el caldeo, el incendio interior provocado por la pasión amorosa. 2.

Un dinamismo enunciativo que subraya el caos identitario de Tisbea a.

La imposibilidad del lenguaje ante la desesperación absoluta ● En los versos siguientes se nota un cambio de ritmo: si bien Tisbea declama el principio del lamento de manera elegiaca, luego acelera la fluidez y al mismo tiempo la sintaxis se vuelve más desestructurada, y la puntuación exclamativa; materializando su agitación.

La concatenación del verso 997 “fuego, zagales, fuego, agua, agua” muestra la temporalidad de la emergencia y de la necesidad en la que está Tisbea, apostrofando a los “zagales”.

Este verso destaca por su dimensión: se trata de un endecasílabo acentuado en las dos sílabas impares de las palabras que enmarcan zaguales, es decir las repeticiones de fuego y de agua; mientras que zaguales, situado al hemistiquio, es una palabra grave acentuada en el medio digamos, lo que destaca la apostrofe de Tisbea.

El verso siguiente es, si se aplica la sinalefa, un dodecasílabo que crea un efecto de impulso con la puntuación ternaria.

El dinamismo métrico sirve para expresar el desconcierto provocado por el amor. b.

Un dialogismo que sirve a Tisbea para culparse y que la victimiza ● Es interesante ver a partir del verso 998 un desdoblamiento en la enunciación subjetiva: dice “se abrasa el alma”, negando a afirmarla como suya.

Este distanciamiento destaca aún más en los versos 999 y 1000: “ay, choza, vil instrumento/ de mi deshonra y mi infamia” ⇒ interpela directamente a su “choza”, recalcada por la aposición, y que es la metáfora de su feminidad, y que ya parece disminuida silábicamente respecto a la cabaña.

Se regaña a ella misma, se culpabiliza y notamos que no menciona a Don Juan, quién es el responsable de la situación pero que es ausente de su discurso, lo que sugiere una habilidad manipulativa por su parte.

La interjección “ay” marca la continuidad con la tonalidad de lamento que traspasa toda la escena.

El paralelismo entre “mi deshonra” y “mi infamia”, casi pleonástico, reforza la auto condena de la protagonista. ● En el verso siguiente, vemos que designa lo que causó su ultraje como “fiera”.

Esta animalización de lo que según Tisbea es su debilidad de mujer, no solo enfatiza el carácter incontrolable y peligroso de confiar en un desconocido que además es un mentiroso, sino que muestra la ruptura identitaria que sufre..... »

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